7 Beneficios de la Miel

Beneficios miel

La miel es uno de los alimentos más antiguos que se conocen. Es un compuesto único, con propiedades especiales que se pueden aprovechar para beneficiar la salud.

En este artículo encontrarás 7 buenas razones para incluir la miel en tu dieta habitual, pero antes, habrá que derribar algunos mitos que existen alrededor de este dorado alimento.

¿La miel es perjudicial?

Hasta hace algún tiempo atrás, se pensaba que la miel aportaba solamente azúcares refinados y calorías “vacías”. En otras palabras, se creía que la miel era un alimento con escaso valor nutricional.

Sin embargo, investigaciones recientes sobre la composición y los efectos de la miel han demostrado que contiene diversos minerales, varias vitaminas, una gran cantidad de antioxidantes y también sustancias antimicrobianas.

Incluso se ha demostrado que la miel no eleva significativamente los niveles de azúcar en sangre en pacientes con diabetes leve o intolerancia a la glucosa, de modo que puede ser consumida (siempre con moderación) por estas personas, sin consecuencias negativas para la salud.

En resumen, la miel no es perjudicial, sin todo lo contrario. Poner miel sobre las tostadas en el desayuno o comer algunas cucharaditas durante el día puede ser muy beneficioso, siempre evitando los excesos, pues la miel contiene muchas calorías.

Beneficios de la miel

Mejora las defensas

La miel contiene sustancias que son capaces de combatir bacterias y hongos. En diversos estudios científicos se ha logrado curar heridas y eliminar bacterias simplemente aplicando miel pura y natural sobre la superficie afectada.

Al comer dos o tres cucharaditas de miel diariamente, también se estimulan las defensas y disminuye el riesgo de contraer ciertas enfermedades, como infecciones o alergias.

Alivia la tos

Un té con miel y limón es uno de los “remedios de la abuela” más populares para aliviar la tos y otros síntomas de resfrío o gripe. La miel ayuda a humectar y suavizar las vías respiratorias superiores, aliviando efectivamente la irritación.

Estabiliza el nivel de azúcar en la sangre

Contrariamente a lo que se suele pensar, la miel no aumenta notoriamente los niveles de azúcar en sangre, sino todo lo contrario, ayuda mantenerlos estables.

Se ha demostrado que la miel es uno de los alimentos que producen mayor acumulación de glucógeno en el hígado. Este glucógeno almacenado es utilizado más tarde para mantener estables los niveles de glucosa en sangre, lo cual mejora el funcionamiento de todo el organismo en general.

Ayuda a reducir el estres

El estrés emocional o psicológico siempre se traduce en el organismo como estrés metabólico. Esto hace que el cuerpo aumente la producción de una hormona llamada cortisol, encargada de estimular la utilización de proteínas para obtener energía para los tejidos.

Cuando se incluyen dos o tres cucharaditas de miel en el desayuno, el azúcar que aporta se transforma en reservas de glucógeno en el hígado y esta reserva evita la liberación de cortisol, que es la llamada “hormona del estrés”.

Mejora la digestión

Se ha comprobado científicamente que la miel es capaz de estimular la secreción natural de enzimas que mejoran la digestión. Una razón más para tomar un tecito con miel luego de cada comida.

Estimula la relajación y el sueño

Antes de ir a dormir, nada mejor que un delicioso vaso de leche tibia con miel. La leche tibia contiene triptófano, una sustancia fundamental para la liberación de la hormona del sueño, llamada melatonina. La miel también colabora con la absorción del triptófano y por eso estimula el buen dormir.

Ayuda a prevenir la osteoporosis y las fracturas óseas

Es bien sabido que para prevenir la osteoporosis hay que incluir suficiente calcio en la alimentación. Pero además de esto, para mejorar la estructura ósea y evitar fracturas también es necesario que el calcio ingerido se absorba y se deposite en los huesos, y es aquí donde la miel puede jugar un importante rol.

La miel contiene calcio, pero además contiene vitamina D, que es la vitamina encargada de fijar el calcio en los huesos. Incluye una cucharadita de miel en el desayuno o durante el día para tener huesos más fuertes.

¿Qué tipo de miel es mejor?

La miel natural, de origen orgánico y que no ha sido pasteurizada es que mantiene intactas todas sus propiedades.

En el proceso de pasteurización, la miel pierde la mayoría de sus vitaminas, minerales y propiedades antioxidantes. Por eso, lo mejor es evitar las mieles industriales y comprar la miel en el mercado local.

Si es posible conocer el origen de la miel, mejor aún. Algunas de las mieles que se venden en los supermercados son de origen desconocido o son mezclas de mieles de diversos orígenes, que han sufrido muchos procesos antes de llegar al consumidor.

Por lo tanto, si quieres aprovechar al máximo los beneficios de la miel, lo mejor es adquirirla directamente a un productor local. La miel pura y natural cristaliza a bajas temperaturas o cuando pasa cierto tiempo, pero esto, lejos de ser un problema, es una prueba de que se trata de miel natural y pura, no adulterada.

Otros usos de la miel

Gracias a sus efectos humectantes, cicatrizantes y antimicrobianos, la miel tiene muchas otras aplicaciones, entre las que destacan las siguientes:

  1. Para hidratar la piel seca. Toma una cucharadita de miel, aplícala directamente sobre la piel áspera y notarás su efecto humectante de inmediato. Otra opción es disolverla en un poco de agua antes de aplicarla o colocar un par de cucharadas en el agua de la tina para un relajante baño de inmersión.
  2. Labios resquebrajados. Los labios agrietados por el frío pueden aliviarse frotándolos con un poquito de miel.
  3. Mascarilla para el cutis. Aprovecha las propiedades humectantes, anti inflamatorias y anti microbianas de la miel utilizándola en conjunto con pepino y aloe vera para elaborar una mascarilla que renovará tu cutis. ¡Incluso te ayudará a combatir el acné!

Como ves, la miel tiene una gran cantidad de aplicaciones. Si quieres aprovechar al máximo sus beneficios, consigue miel natural en el mercado de tu ciudad e incluye un par de cucharadas todos los días, en el desayuno o cuando más te apetezca.


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